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divendres, 26 d’octubre del 2018

EL MUNDO AL REVÉS

Cuando hablamos de personas afectadas por el Instituto Nacional de la Seguridad Social y por el Institut Català d’Avaluacions Mèdiques, en realidad no estamos siendo objetivas. No solo están afectadas por esas instituciones.

Desde principios de los años 90, en nuestro país, se han ido amplificando políticas agresivas contra el modelo social. La privatización de gran parte de los servicios sanitarios, el deterioro de las condiciones laborales y la dejadez en el tema del medio ambiente, han ido de la mano de la gran mercantilización de los recursos públicos, de tal manera que la enfermedad, en la mayoría de los casos, ha sido la evolución natural de la salud maltratada, de una sociedad ignorada.

En cuanto al modelo sanitario los diversos gobiernos en etapas de mayor estrechez económica, bajo el argumentario de que dejando en manos privadas la gestión de hospitales o de recursos sanitarios concretos sería más simple superar el bache, han acrecentado la deuda pública. Deuda que recae primordialmente sobre el ciudadano, sobre los municipios y sobre la inversión y mantenimiento de los recursos públicos. Además, con el gran rescate con dineros públicos a los bancos -que no van a devolver la mayor parte de lo recibido- y la megacorrupción institucional y de grandes empresas, nos encontramos ante un panorama singular, donde prima el colapso sanitario, las listas de espera, la falta de profesionales sanitarios, y por ende, la dejadez de los controles médicos y del diagnóstico.

En referencia al mundo laboral cabe destacar el detrimento de las condiciones laborales, la reforma laboral de 2012 y su posterior modificación a peor, situaron a los trabajadores y trabajadoras en un eslabón entre la esclavitud y la resignación absoluta. El escaso seguimiento de los riesgos laborales y de la salud laboral han provocado mayor cantidad de accidentes de trabajo y de enfermedades profesionales.

Las empresas se han visto más libres que nunca en las causas de despidos, se les han dado facilidades a nivel normativo. Han podido contaminar tanto y cuanto han querido y el gobierno no ha sido severo en la protección del medio ambiente.

Los ricos se han hecho más ricos, los paraísos fiscales se han engrandecido, las tramas de fraude fiscal, el mercadeo de la información privilegiada, cohecho, prevaricación, han sido la melodía cotidiana para ellos. La derivación de los recursos públicos para finalidades privadas ha generado que los pobres sean mucho más pobres. Nuestro entorno está contaminado y nuestra sociedad ha dejado de sonreir. Esta es la síntesis por la que muchas personas, en todo este trasiego, han enfermado.

La gota que colma el vaso viene determinada cuando instituciones como INSS e ICAM, deniegan el reconocimiento de la enfermedad de un trabajador y le envían de nuevo al trabajo -poniendo en mayor riesgo su vida-, o en caso que estuviese en paro, a las filas del desempleo -dejándole desamparado y enfermo-. Ocaso. Y a esa gota además podemos añadir que existen primas de productividad a los inspectores y a médicos de medicina general, para dar más altas laborales. Y ahora, el gobierno en un alarde de pretender buena gestión de las incapacidades laborales, ha ampliado el presupuesto para que existan más inspectores de trabajo, según dicen, para evitar el fraude en las prestaciones de los trabajadores

Pero igual la idea del gobierno debería ser otra, social -de verdad-, de mayor cuidado a toda la sociedad. Igual la idea debería ser la de liquidar la Reforma Laboral, la de ampliar la contribución a las prestaciones, la de de permitir una conciliación laboral y familiar certera, la de potenciar ambientes sanos y ciudades limpias, la de la lucha contra la corrupción institucional y financiera. La idea para evitar que lo pagado por todas y todos se vaya a bolsillos privados. Igual la idea de este gobierno debería ser la de dejar de culpabilizar y multar al desfavorecido, al desahuciado, al enfermo, por serlo.

Ese paisaje desolador es el que queremos modificar. Por eso estamos aquí. Haciéndonos eco de lo que ocurre e intentando detener “el mundo al revés”, poniendo énfasis en esa enfermedad que ni siquiera es reconocida y en esas vidas que han sido arrastradas a la indigencia, directamente.

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